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El mar perfecto de Koh Ngai

El único ruido en Koh Ngai es el del mar. Más adelante en nuestro viaje por Tailandia vendrán los mochileros borrachos en la larga noche de Railay, los incontables vendedores ambulantes, los bares de playa con electrónica a todo volumen en Koh Tao.


Pero en Koh Ngai el único ruido es el del mar. Un mar pacífico que apenas golpea la arena a su llegada a la costa. Te absorbe con su gama de azules y verdes que solo interrumpe de vez en cuando un “longtail boat” decorado con telas multicolores.


Nuestras fotos empiezan a rallar lo monótono: mar turquesa con montaña, mar turquesa con barco, mar turquesa al atardecer con barco y montaña.

A mediodía la marea es alta y suena con más fuerza, pero, cuando cae la tarde, baja para dejar al descubierto los corales que abarrotan desde la orilla el fondo del mar y se suceden hasta donde la vista alcanza.


Cámara al hombro, nos sumergimos como exploradoras en ese micromundo de caracolas y erizos de mar hasta el anochecer.



Koh Ngai se acerca mucho a ese concepto abstracto que uno tiene en la cabeza de paraíso. Pero es un paraíso para los turistas, donde no hay población local más allá del servicio para los extranjeros que venimos a disfrutarlo.


Aquí no atravesaré poblados musulmanes con cabras y gallinas para llegar a mi hotel como en Koh Muk. Aquí no conoceré a Tu.


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